En el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales, celebrado cada 15 de octubre, se destaca el papel fundamental que cumplen las mujeres campesinas e indígenas en la protección del medio ambiente, la resiliencia frente al cambio climático y la seguridad alimentaria.

Su liderazgo y compromiso se reflejan en las acciones impulsadas por el Proyecto Pobreza, Reforestación, Energía y Cambio Climático (PROEZA), ejecutado por el Viceministerio de Economía y Planificación (VEP) del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), con el apoyo técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
A través de esta iniciativa, se demuestra cómo las mujeres rurales fortalecen sus comunidades desde distintas dimensiones, ya sea de manera económica, social, política, cultural y ambiental, aunque aún enfrentan brechas de género que limitan su acceso a recursos productivos, información y espacios de decisión.
El 80% de las personas participantes en PROEZA son mujeres, lo que refleja el firme compromiso del proyecto con su empoderamiento y liderazgo. El programa se implementa en ocho departamentos de la Región Oriental: Concepción, San Pedro, Caazapá, Itapúa, Alto Paraná, Canindeyú, Guairá y Caaguazú.
En el marco del Componente 1 “Plantando para el Futuro”, PROEZA brinda asistencia técnica a más de 2.000 hogares, de los cuales 1.594 están liderados por mujeres. Estos hogares han implementado modelos agroforestales en 1.650 hectáreas distribuidas en 18 distritos del país, con la plantación de más de 1,5 millones de árboles.
Más allá de los números, los resultados se reflejan en las historias de vida de mujeres rurales que, con trabajo, dedicación y esperanza, fortalecen la resiliencia de sus comunidades y construyen un futuro sostenible para sus familias.
Delia Bracho, del distrito de General Isidoro Resquín, expresó su satisfacción y motivación al observar el progreso en su chacra y a nivel personal. “Miro la chacra y veo cómo está creciendo y yendo todo bien. Tengo esperanza de salir adelante, de producir buenas frutas de naranja. Eso espero. Están muy lindas, están brotando”, indicó.
En la misma comunidad, Zulma Estela Meza, de La Victoria, destacó que el modelo agroforestal con cítricos representa una oportunidad concreta para mejorar la alimentación, generar ingresos y asegurar el bienestar de sus hijos. “Elegí el modelo que incluye naranjas porque es provechoso tanto para nuestro consumo como para vender. Llegué a la conclusión de que era el que más nos convenía”, señaló.
El alcance del proyecto comprende comunidades rurales de San Pedro, Canindeyú, Caaguazú, Guairá y Caazapá, donde se promueven prácticas sostenibles y tecnologías limpias. En ese sentido, más de 500 familias ya cuentan con la instalación de las cocinas eficientes “Tata Piriri”, que permiten reducir emisiones contaminantes, mejorar la salud en los hogares y disminuir la carga de trabajo de las mujeres.
“La cocina es de mucho provecho para nuestra familia. Antes usaba más leña, pero ahora la cantidad disminuyó. Puedo preparar mi comida y me queda tiempo para cuidar mi parcela”, resaltó Rossana Alvarenga, participante del proyecto en Curuguaty, Canindeyú.
El Proyecto PROEZA demuestra que el liderazgo de las mujeres rurales e indígenas es clave para enfrentar el cambio climático, promover la equidad y construir comunidades más sostenibles. Más información sobre la iniciativa está disponible en el siguiente enlace: https://proezavep.mef.gov.py